martes, 14 de septiembre de 2010

Gracias por el feriado


Mas de diez años marchando, organizando la marcha carnavalera con el objetivo de que nos devuelvan el feriado de carnaval, que los milicos nos arrebataron con un argumento gorila: Hay que trabajar la mayor cantidad de días posibles para producir más. En realidad eliminar el feriado de carnaval del calendario tenía como objetivo que la sociedad pierda momentos de compartir solidariamente la organización de un evento.

Rica es la historia del carnaval, muchisímas las anécdotas. Pero lo más destacable es que vecinos de diferentes barrios, en diferentes ciudades del país, se juntaban y organizaban una comparsa, una murga (mucha gente junta), un corso (mucha gente junta) un baile de carnaval (mucha gente junta). Los milicos buscaban gente sola, cuidándose la cola, gente que no mirara a sus costados en busca de la mirada de un otro igual. Los milicos aislaron y volvieron a todo aquel que quería juntarse como sospechoso. Chau Carnaval.

La prohibición hizo que se perdiera mucho. Casi que mermaron las comparsas, las murgas, ni hablar de los bailes y menos los juegos con agua. Con la vuelta de la democracia volvieron algunos corsos, pocos, pero apareció la violencia, que a mi entender tenía que ver con la represión sufrida por el pueblo todo. En los corsos hubo violencia, hasta los juegos con agua en los carnavales y en los barrios eran violentos. Sirve de ejemplo: allá por niñez, en los años ´80 en unos famosos corsos de la calle 44 de la ciudad de la plata, unos de los juegos con los que nos divertíamos era comprar una cachiporra policial, de plástico, que llena de agua, se utilizaba para golpear en los juegos con la chicas o los chicos. Además de la espuma y el bombero loco nos pegamos como si fuéramos policías reprimiendo. Resabios de una dictadura aún presente y poco discutida por esos tiempos.

Los noventa trajeron la prohibición de los corsos y la desaparición de los juegos con agua. Otra vez la soledad y la individualización, en este caso impuesta como un hecho profundamente cultural.

El carnaval, elemento colectivo, había perdido su escencia, los jóvenes practicamente no lo conocían y en muy pocos lugares se jugaba con agua. En alguna barriadas populares por ejemplo. Los carnavales eran mal vistos y muy pocas gente se acercaba. Pero también la década de los noventa trajo el renacer de las murgas, con el bombo con platillo, la galera y la levita. Con su organización colectiva y solidaria. La murga fue, como otras prácticas culturales, un lugar de resistencia de grupos de jóvenes (y no tanto) que se negaban en la práctica al egoísmo individual.

La Murga se impuso y comenzó a crecer en una grupo cultural, que en otros tiempos le había esquivado, la clase media, y desde está volvió al barrio.

Durante casi diez años fui parte de una murga, hecho moderno dentro de la posmodernidad. Con la murga mire para atrás, con el objetivo de construir hacía adelante. Con la murga construí identidad, lazos de amistad y solidarios. Aprendía a organizar si romper aunque existieran diferencias. Pedimos por la restitución del feriado durante mucho tiempo. Y ayer, un gobierno peronistas, popular y nacional, nos devuelve una fiesta del pueblo. Nos devuelve otra manera de estar juntos, de ser un colectivo, un grupo. Nos dice que nos juntemos, que eso es lo bueno.

Gracias Cristina por el carnaval. Gracias por la emoción de ayer. Gracias por gobernar para el pueblo. VIVA PERON, CARAJO

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Pan y Circo.
Volvé Nerón !!!

 
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